No hay título para palabras tan tristes

No sabría muy bien que decir, no estoy en esos momentos en los cuales la tristeza me ayuda a escribir, no, más bien la tristeza me ha roto y soy incapaz de cualquier cosa, incapaz. Me gustaría entender la razón, el motivo por el que te comportas así conmigo. No alcanzó a entender por qué me deterioras, por qué me rompes, nunca fui perfecto, pero siempre supe reconocer mis fallos, siempre encontré la forma de solucionarlo todo, siempre fui yo mismo. Nunca mentí, nunca te falté, nunca irrumpí en tu dignidad y la pisoteé, nunca. Siempre fuiste lo más importante para mí, siempre fuiste la razón de mi vida, siempre creí que podía columpiar en algún parque a nuestro hijo, siempre, siempre confié en ti. No sé si fue porque di demasiado y te acostumbraste, no sé si fue porque fui idiota y la cagué, no sé si fue porque no me querías de verdad, no lo sé, quizá sea injusto por no estar dentro de ti y ver lo que ves tú, pero si algo tengo claro es que jamás me he merecido tales palabras, jamás he merecido ser lo que dices que soy, jamás. He aprendido mucho de todo lo que he vivido, y he sido todo lo que he podido ser, he llorado y lloro, pero jamás permitiré que se me diga que no he luchado, que he fallado, que soy mediocre o que no valgo nada, porque jamás nadie te amará como yo lo hago, nadie, porque a pesar de todo, a pesar de los desprecios, de la mierda que he tenido encima, nunca te he odiado, nunca he pensado nada malo de ti, nunca. Te he tratado como te merecías, y a pesar de enfados, malas formas y peleas he sido fiel a mis principios, y he dado lo que me hubiese encantado que me diesen, siempre. He sido tu persona, y has sido la mía, y siempre lo serás, gracias por todo, espero que al final, todo acabe donde tiene que acabar. Yo solo quiero llorar.

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