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Mostrando entradas de agosto, 2016

Te llamé.

Te llamé, te llamé desde lejos, esperando una respuesta, envuelto en una tragedia intestinal. Te llamé llorando, esperando un perdón, envuelto en una compleja realidad. Sí, te llamé, quizá no lo oíste pero te llamé, lo grite bien alto. Sí, seguro que no lo oíste, pero te lo confirmo, te llamé. Soy así, voy detrás de ti hasta en sueños, voy detrás de ti hasta encerrado en mi propia desidia, voy detrás de ti. ¿Lo escuchas? Yo creo que no, sé que no, ese es el problema.

Entre hombres no hay palabras que valgan.

Es irónico que comience después de un título tan contundente, aun así me veo en la obligación de hablar de ti, hablar de ti al níveo papel. No soy capaz de describirte, no soy capaz de halagarte, no soy capaz. Soy pura contradicción, siempre fuiste mi luz, mi razón, aun cuando la oscuridad sumía todo mi cuerpo a cenizas, hasta cuando los cuervos llegaban desde lejos para devorar mi alma, ahí estabas tú, sin decir palabra, sin acercarte a mí, sin hacer nada, siendo tú, solo siendo tú. A veces, a que nos cueste aceptarlo queremos sin razón, sin lógica alguna. Fuiste parte de mí desde el momento en el que te vi entrar por aquella puerta en brazos de mi padre, se me paralizó el alma, fue un sentimiento tan extraño... nunca seré capaz de ensuciarlo con palabras, pero ahí estabas, dormidito, sosegado, irónico también, desde entonces solo lloraste. Nunca se me ha dado bien esto, siempre que lo he intentado la he cagado, siempre, pero necesitaba expresarme, necesitaba decirte que te echo de me

Día 1.

Ya echo de menos su sonrisa, su forma de mirarme, su forma de abandonarme mientras dormía, mis caricias ocultas, sus manías, su tozudez, su pasión por estar a mí lado. Echo de menos sus abrazos, sus cariños espontáneos, sus dulces besos en mi mejilla desabrigada, sus manos, sí, cuanto anhelo sus manos, rozar sus dedos y sentirme querido y protegido, sentir como paseaban por mi espalda como si intentasen encontrar mi corazón, un corazón rendido, asediado por su estabilidad, por un futuro en común. Echo de menos los momentos, los enfados, las reconciliaciones, la esperanza, la seguridad. la confianza en que daba igual el lugar, daba igual lo perdido que estuviese o estuviésemos, ella era mi hogar. Echo de menos convivir, el calor de su compañía en cada tontería que pasara. Echo de menos su risa tonta, su estrés. Echo de menos calmarla, echo de menos aburrirnos juntos, echo de menos las noche en su casa, echo de menos conducir a su lado. Echo de menos apaciguar sus pesadillas, sus miedos,

La la la.

Escribir ahora es algo bastante extraño, pero quien te ama permanece y lucha, quien solo mira por si mismo se esconde entre las sombras.

Me río demasiado pronto.

¿Dónde estás? ¿Dónde te encuentras? Sí, sí, te reclamo, ¿no te acuerdas? Me río, no paro de reír. Soy un niño angustiado, perdido entre tu pecho olvidado, pecho sudoroso que me recuerda días que no sé si viví. Necesito ayuda y solo te lo puedo pedir a ti, sí, ¿irónico verdad? ¿Quieres cantar? ¿Jugar? Yo solo quiero que me hagas fuerte, que logres de mí lo que tenías pensado, que hagas de mí mucho más de lo que nunca seré. ¿Te acuerdas? Me río, no paro de reír. He muerto, ¿sabes? No sé muy bien el motivo, quizá fue porque me olvidé en algún rincón de mi corazón, y es posible que sea por eso por lo que lo oigo gruñir cada vez más alto, es por eso por lo que me ahoga cada vez que nado. Sí, piensa en ti y me recuerda que el mundo es cada vez más insuficiente, que te necesita a ti para sonreír y seguir la lucha. Me río, no paro de reír. ¿Lucha dices? No hay de eso entre el fango de tus pensamientos, no hay de eso en la vida tras tu mirada. Aquí estoy, sollozando, muriéndome con cada paso in

Solo tú...

Hace ya mucho tiempo que no estamos solos, atentos a nuestras miradas, intuyendo cada refugio que escondemos, recitando algún que otro poema que se atasca entre los labios. Hace mucho ya que no oigo tu respiración sosegada, tu dulce caricia en mi nocturna soledad, en mis valores abandonados, en mis principios perdidos. Hace ya tanto que no lo recuerdo, ¿por qué me perdí? Quizá porque nunca caminé, nunca me adentre en calles estrechas, o simplemente, nunca nací. No lo sé, no entiendo nada, estoy muerto entre la nada, entre tú y el mundo, entre el mundo y tu llanto. Entre... algo, entre algo espantoso, entre algo sudoroso y mugriento y tu mirada irracional. ¿Dónde quedó mi deseo? ¿Dónde quedó mi vida? Siempre estuve manipulado por tus frías garras y yo.. aquí, haciendo apología a la libertad como un estúpido hipócrita. ¿Qué somos? ¿Por qué nos utilizas? Soy algo que habita en la oscuridad y algo que nace desfigurado ante la luz. ¿Por ello soy menos? No sé, solo tú me escuchas, solo tú me

Bajo su madura mirada.

Te cuentan que el amor canta y revolotea, Que acecha como una abeja una flor, Que sueña con sí mismo frente al sol. Te hablan de su grandeza y su frescura, De sus tinieblas, amarguras y mareas, De sus senderos cortos sin correas. Te narran la sexualidad de lo espontáneo, De la intimidad de un beso en la locura, De un encuentro bajo la lluvia ruda. Todo eso naufraga con la simpleza, Con la ternura de la calma y el mediterráneo. Con la guerra en la cocina, con lo momentáneo. No es buscar en lo abundante sino en la familia, En la pureza de lo oculto, en su maleza, En lo corriente y en las vivencias. Es lo consecuente, lo vivido, Es el amor recurrente y mantenido, No proezas olvidadas. Es pasión por las guerras sufridas, No por las abandonadas a medio hacer. No es lo intuitivo, es lo conseguido, Es la vida en su mirada, en sus brazos doloridos. Es su presencia en tu cama Y no su perfume dormido. Es su grito de enseñanza No su mano en las llaves. Es tu mano