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Mostrando entradas de noviembre, 2017

No te quiero.

¿Ahora me ves? Lloras, y es por mi culpa. ¿Ahora me ves? Muerto en la penumbra, envuelto en cantos fúnebres, principios básicos, actores pobres, leyendo clásicos. Recitando versos, acariciando montes, construyendo cimientos, demoliendo puentes. Sosteniendo cuartos, rompiendo moldes, susurrando cuervos, sentenciando frases. ¿Ahora me ves? Corrupto por tus besos por tus lágrimas de infarto, tus mofletes eternos, tus manos de arcilla, tu piel blanquecina, mi sostén de cemento. ¿Ahora me ves? Acurrucado en llantos, en piscinas sin agua, en caricias sepultadas, en tediosos mantos. Atemorizado por el paso, por el tiempo rápido, por el colirio escaso, por el mundo antártico. ¿Ahora me ves? Sentado en la acera, conversando con la nada, escudriñando ideas falsas, jugando a ser muñeco de cera. Estoy ciego, amigo de mí mismo, enemigo de mi ruido. Estoy ciego. Corroído por lo probable, consumido por lo intangible.

Soy yo.

Mi habitación está helada y ya no escucho tu llanto, tu pesada carga en mi espalda. Mi habitación me habla y yo ya no tengo interés en escucharla pues el tiempo pasa demasiado rápido. Mi habitación me observa preocupada esperando ilusionada que deje de estar apático, que ilusa es si espera que yo cambie algo. No soy nadie, una luz apagada por el sufrimiento de tu esperanza, de las ilusiones falsas y los abrazos fingidos. No soy algo, solo un barco hundido entre los mares de tus lágrimas, de tu esfuerzo malgastado y tu deseo escondido. Soy una palabra que baila sin calor que sueña sin dormir y que anhela ser escrita en la piel de tu mirada. Soy un verso sin rima, un poema malherido. Una canción susurrada en la voz de un suicida. Tengo tantos recuerdos que no olvidan... Tantos escritos en la basura de la cocina... Que asco de papel, de fantasía... Que asco de pincel, que asco de mentira... ¿Me has abandonado? ¿Ha sido culpa mía? No sé, no lo sé.