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Mostrando entradas de diciembre, 2018

Ella, mi hogar perdido.

No sé ni como empezar... Las noches ya no son lo que eran, ya no está tu aroma en la cama, se evaporó como el agua en uno de esos días de sol y, lo peor, es que me estoy convirtiendo en una persona friolera, quizá tan solo tuviese calor con tu cuerpo soñando a mi lado. El viento ya no sopla igual, las nubes no me consienten con sus dibujos. Las noches son largas y los días tristes como una lenta melodia a piano. La distancia me tortura con su infinita verdad, mientras que mi hogar seguirá siendo el tuyo, por muy lejos que estés. Siempre serás la casa que nunca tendré. El cuadro que siempre quise dibujar y no pude, porque, por desgracia, con las palabras no se puede pintar. Soy presa de una vida, de un cauce, errante como un planeta, que aunque encuentre su camino entre camas de papel y sueños en blanco, siempre le faltará la tilde que se esconde bajo tu piel. Quizá lo que más me duela no es el fallo, ni que tus sentimientos hacia mí se hayan perdido entre la niebla de mi incompete

Nueve días. Nostalgia #4.

¿Estás ahí? Estoy helado… El invierno llego temprano, Y no sentí tus dulces pasos. ¿Fuiste con el viento, ave mía? Yo seguí por el mar de llamas, Somnoliento, soñando en ti. ¿Estás aquí? Estoy muy frío. Se fue el tiempo, lo sé, Y aun así, solo un abrazo…      

Nueve días. Nostalgia #3.

Ayer paseando me vi. Yo estaba ahí, soñando, Sentado en la barandilla. Yo no sentí que yo llorase. Estaba ahogado, iracundo. Pero… ¡Feliz! Yo, no sufría. Anonadado pregunté: ¿Estás aquí? ¿Aun eres yo? Fui observado y me esfumé.  

Nueve días - Nostalgia #2.

Hoy escuché una canción. Una de esas que te remueven Y hacen creer que nada se fue. Hoy me besas, lo sentí. ¿Lo puedes ver?, es ese teatro, Hay estrellas en los móviles. Habla de barrer los problemas Y las peleas se esfuman Cuándo perder ya no es opción.

Nueve días - Nostalgia #1.

Alma fría, noche sin luna. Dulce recuerdo noctámbulo que día a día me acompaña.  Triste duelo, largo y pesado. Triste herida que acampa  bajo el suelo de mi hogar.  Sirena afligida no canta.  Sirena, sin velo ni voz,  murió, querida, en otro mar. 

Folio en blanco.

Hace mucho tiempo ya. Hace mucho que no pisaba este papel. Hace mucho que no lloraba en él. Hace mucho que no acariciaba su piel. Hace mucho tiempo ya, tanto que ni mis palabras se rozan, tanto que no recuerdo como se escribía. Hace tantísimo tiempo que, lo mismo, aun lloraba por ti. Me arrepiento de no haber sido más astuto, de no haber dejado miguitas de pan en el camino. Pero, a veces, para encontrar el camino de vuelta hay que perderse primero. No gritéis. No sudéis. No pienso rimar, no pienso narrar. No es para vosotros. No es un poema. Solo quiero reencontrarme con aquel niño miedoso. Aquel personaje que ya ni me representa y que tanto echo en falta. Aquel pequeño ser que jugaba a construir mundos sin siquiera ser capaz de abrir la boca en el suyo. Aquel diminuto hombrecillo que soñaba con las estrellas sin siquiera ser capaz de alzar la vista cuando le hablaban. ¿Y ahora qué? He cumplido uno de tus sueños, incluso varios. Apena