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Mostrando entradas de agosto, 2018

A veces.

A veces la veo Como un fantasma Tras la oscuridad. A veces eres tan real Como lo son mis manos, Mis palabras o mi pena. A veces creo que aún sigues aquí, Como si jamás me hubiese ido, Como si pudiésemos compartir la cena. A veces no lloro y sonrio Pero mis lágrimas brotan dentro de mí Muriéndose lentamente de frío. A veces te volvería a amar Como te amo ahora mismo Para que la indiferencia te abandone. A veces solo me quedaría mirándote, Como un niño chico Que admira cada horizonte tras tu piel. A veces solo quiero volverte a ver, Tan solo una vez mas Un segundo que jamás olvidaré.

Una vez soñé que te perdía (y te perdí).

Subí a la cima, te observé dormida,  contemplé tus lágrimas, admiré tus hoyuelos, te recité poesía, te narré una historia, aprendí de tus miradas, de tus risas escondidas. Soñé que te perdía, desperté muerto en vida deseoso de regresar bajo tus sábanas y llorar tu pérdida.  Esconderme bajo tu manto, esperando un abrazo puro que no envejezca como nuestros cuerpos. Perdí la fe y la recuperé por ti, recorrí el infierno con miedo a verte en él. Recorrí el frío fuego del abismo para agarrar tu mano,  recorrer tu espalda con mis dedos  y dedicarte un libro que jamás escribiré.  Sé que ya no estás ahí, que aunque sigas caminando tus pasos ya no van junto a los míos. Sé que me olvidaste a la fuerza que no quieres saber de mí. Sé que no añoras mis abrazos ni mis caricias, que tan solo piensas en ser feliz. Sé que te mereces lo mejor  y que yo, poco tengo que escribir en una historia de la cual desaparecí.  Sé que mi sombra no te

Cansado.

Estoy cansado de hablar de amor, de recitarte versos que jamás escucharás, para que al final, lo importante se derrumbe. Estoy cansado de este mundo, de este sistema que nos pervierte y aunque luches, jamás eduque. Estoy cansado de aceptar, de tolerar y asumir que es lo que es, cuando al final a nadie le seduce. Estoy cansado de no ser yo, de no poder crecer sin seguir su lumbre. Estoy cansado de vivir sin vivir, de caminar sin querer y de escalar sin jamás llegar a la cumbre. Estoy cansado de observar que la verdad está ante nuestros ojos y el mundo es de quien la espada empuñe. Estoy cansado y no quiero dormir, quiero reír, soñar, follar, sentir, y no asumir que todo es un embuste. Estoy cansado de arrodillarme, de observar estrellas que nunca tocaré, mientras otros solo quieren que boca abajo me tumbe. Estoy cansado de llorar vivo cuando los muertos sonríen a mi llanto, esperando que una lápida me oculte.

Soñándote despierto.

Se me olvidó escribir, ya van dos o tres sin ti, y el tiempo pasa efímero, como una flor que se regala. Así se fue, por no regarse, así se fue. Ya no quedan palabras, ni rimas o poesías mal escritas, como no quedan lágrimas, ni montes, ni colinas. Ya no quedan esperanza ni oraciones dañinas. Ya no queda más que tu olor en el aire que se empeñan en que respire. Ya no queda más que tus parpados cerrados bajo el manto de mi brazo dormido. Ya no queda nada, tan solo un recuerdo donde nadar y esperar que no me ahogue. Ya solo quedan las palabras que quizá no dijiste, los actos que siempre quise. Ya solo queda tu mirada ilusionada envuelta en la inocencia de quien no observa ningún futuro posible. Ya no queda más que páramo helado, ya no queda más que tiempo errado. Ya no queda más que un silencio incomodo, una respuesta cruel y desconsoladora. Un amor que se transformó en odio, o un amor que de tanto amar no entendió la perdida. Un amor que confundió el camin