Echaba en falta tu tacto tu sexo abstracto. Echaba en falta tu retrato, tus besos contestatarios. Necesitaba hablarte claro, conversar, tener contacto. Necesitaba gritar, aplastar tu trato. Relatar, recitar tu rapto. La prisión en la que vivo en la que habito y no salgo. Soy un llanto, un delito. Soy un errante, un delirio. Un fantasma que deambula por tu ombligo, que sueña con cantar, pintar o relatar un escrito. No soy más, no soy menos, es tu don lo que me hace ser. Lo que crece dentro, lo que me hará envejecer. No quiero ejercer, quiero practicar, decorar, sollozar lento y volverte a ver. Quiero hablar sin contar, sin pensar en nada, sin ataduras. Quiero que muera la cordura, enterrar el cerrojo para que no haya prisión, tan solo un salón donde morir ahogado a causa de la culpa y el dolor. Quiero hablar contigo, soltar aquello que tengo dentro. Ser mejor, aguantar. Hablar con alguien que me escuche que me sedu