Me muero del asco.
Es asqueroso ver como todo se derrumba, como no puedes mirar a ningún lado porque estás completamente solo, porque has hecho todo, porque no puedes hacer más. No sé que es la verdad, no sé lo que me ha llevado a estar así, lo único que sé es que no puedo luchar contra una injusticia, soy incapaz. Puedo mirarte, puedo mostrarte todo lo que sé, lo que tengo y lo que tendré. Puedo reír, puedo llorar, puedo cantarte y reírme de lo mal que lo hago, comer burritos y sufrir una indigestión, llevarte al fin del mundo y morir mientras te cambias, puedo incluso navegar por aguas desconocidas para encontrarte, pero no puedo permitir que la justicia se cierna sobre mí y me abofetee, no puedo. No busco nada, no pretendo ser nadie, solo estar a tu lado, pero no puedo dejar de llorar, no puedo hacer nada, soy incapaz. La mierda es un sabor dulce frente a lo que ahora saboreo, es algo indescriptible, es un sentimiento molesto, es intenso y sudoroso. Es algo horrible que deambula por mi corazón clavándome lentas espinas que no calman mi pesadumbre, al revés, acrecientan mi rabia y mi dolor. Quiero nadar hasta congelarme, quemarme en mi cuarto, ahorcarme en mis sueños. Quiero viajar bien lejos y dejar de vivir, dejar de sentir lo que ahora siento, quiero sentirme mejor, quiero no ser lo repugnante de este mundo. No quiero contaminarme más, no quiero ser lo que soy. Es este dolor, que consume. Es esta atrocidad, que corroe. Quiero ser capaz de entender más, pero no puedo, no puedo entender a quien no entiende. Toda mi vida luchando contra eso, pero no puedo, soy incapaz. Y, ¿ahora qué? En fin... Sigo perdido, sigo aquí, sigo con este dolor que carcome, y tú, tú... Fui derrotado...
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