Húmedas caricias en mi alma sucia.

Hay lluvia bajo tus medias, una venta abierta y me amenazan los recuerdos de un pasado incauto. Observo el paisaje y los árboles resbalan tu calor por el verdor de sus hojas, mientras, en la otra habitación, mi vergüenza se deja llevar por tu delicado atrevimiento y en mi cabeza la libertad grita de placer cuando acabas, dejándome atrapado en mi mundo.
Tú, entre lágrimas, me preguntas: "¿En qué piensas?", y yo, tumbado en la cama de mi amargura te respondo suave: "En nada, amor".

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