Lágrimas que no sé donde colocar.

Estoy en blanco, como el papel, dudo de mí mismo y de mis decisiones, afronto el dolor y la desolación con la calma de un poeta enfermo. Compenso mis penurias con palabras sin versos, sin caricias y absurdos pensamientos que me obligan a creer en verdades a medias, sin medias, sin pasión que arranque mi dulzura. Muerto por dentro, apático, un desastre suculento. No sé decirlo mejor, tan solo ansío más dolor, un lugar lejos de un mundo que me aprisiona y dictamina aquello que está bien y aquello que está mal. Quiero correr, o dormir, no sé, solo quiero dejar de sufrir de esta manera, entenderme a mí mismo, entender lo que llevo dentro, porque ya no sé ni si existo.

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