La noche llora tu ausencia #6 - Fénix.
Me gustaría muchísimo preguntarte como te va sin herirte, caminar de nuevo por los paisajes imaginados de nuestra mente y verte enamorada, suspicaz, arrolladora. Me volvería loco soñándote, erizando tu piel, rozando cada moflete que engrandeces cuando te sonrojas, cuando te apretujaba entre mis brazos y maullabas. Soy un despojo, un mundano, alguien cuyo único fin es trascender entre tus pupilas, alguien incapaz de rozar con su palma el fénix de tu pecho y llorar cada error, pues estoy marchito en mi habitación, enraizado en mi cama, en mis sueños, dormido en el pasado, en el recuerdo de tu piel.
Tú me conoces, ¿soy egoísta? A veces dudo, a veces te añoro y lo pienso, pienso demasiado en mis deseos y olvido la realidad como si no existiese, como si me importase una mierda, pero ahí está, posee cosas hermosas, te posee a ti, te acoge en su infierno insuficiente para esclarecer a personas deficientes como yo. No lo sé la verdad, no he llegado a ninguna conclusión, quizá soy un narcisista impotente, lo cual sería una ironía enorme, o quizás soy un payaso sin disfraz cuyas bromas provocan un tedioso silencio en una sala acogedora pero poco transitada.
¿Mi temor? Que tu piel sea rayada por otro, sea torturada y afligida, que duerma al lado de una persona mejor y me eche de menos, que sucumba a la prosaica realidad y ya no recuerde lo que era erizarse, gritar, suplicar abrazos o mordiscos. Que en definitiva se acuerde de mí y decida tirarse al vacío del amor común y aburrido, que decida por sí misma, que se sienta sola y se toque con pereza, sin llamarme, sin recordar que sentía recostada sobre mi cama.
Aprenderé a canalizar mis demonios, aprenderé a ser el mejor, a cuidar cada palabra, cada frase o sílaba, aprenderé a tocar con mis labios el fénix escondido en tu pecho y regresaré para que me empujes, me grites y te marches, te alejes queriéndome besar...
Tú me conoces, ¿soy egoísta? A veces dudo, a veces te añoro y lo pienso, pienso demasiado en mis deseos y olvido la realidad como si no existiese, como si me importase una mierda, pero ahí está, posee cosas hermosas, te posee a ti, te acoge en su infierno insuficiente para esclarecer a personas deficientes como yo. No lo sé la verdad, no he llegado a ninguna conclusión, quizá soy un narcisista impotente, lo cual sería una ironía enorme, o quizás soy un payaso sin disfraz cuyas bromas provocan un tedioso silencio en una sala acogedora pero poco transitada.
¿Mi temor? Que tu piel sea rayada por otro, sea torturada y afligida, que duerma al lado de una persona mejor y me eche de menos, que sucumba a la prosaica realidad y ya no recuerde lo que era erizarse, gritar, suplicar abrazos o mordiscos. Que en definitiva se acuerde de mí y decida tirarse al vacío del amor común y aburrido, que decida por sí misma, que se sienta sola y se toque con pereza, sin llamarme, sin recordar que sentía recostada sobre mi cama.
Aprenderé a canalizar mis demonios, aprenderé a ser el mejor, a cuidar cada palabra, cada frase o sílaba, aprenderé a tocar con mis labios el fénix escondido en tu pecho y regresaré para que me empujes, me grites y te marches, te alejes queriéndome besar...
Comentarios
Publicar un comentario