Máquinas defectuosas.
No somos más que máquinas, expresiones artificiales de una mente perturbada y aburrida. Engendros perfeccionados genéticamente con el único fin de dejar de funcionar. No somos para nada especiales, nuestro cuerpo se va pudriendo, nuestro organismo, el cual nos mantiene con fuerza, se está muriendo. Envejecemos tan rápido que siquiera nuestro cerebro lo percibe. Somos almas encadenadas, aprisionadas en un cuerpo que no dura, que algún día, muy a nuestro pesar, nos dirá adiós, obligándonos a navegar con él por los mares eternamente, por los mares de la nada.
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