Soy un romántico de esos.
Soy un romántico, uno de esos que creen en la oscuridad de tus sábanas, en los monstruos que habitan en tus sueños y te transforman en una persona más cauta y vulnerable. Soy de esas personas que anhelan más y más pero se conforman con poco cuando ven tu cuerpo rozando su piel, abrazando sus sentidos y pervirtiendo sus emociones. Sí, soy un romántico que descansa bajo la luna cuando el sol no quiere aparecer, un romántico que deambula por tus fantasías sin dejarte dormir y no precisamente por su físico sino por su incandescente conversación. Uno de esos románticos que se conforman con tu cuello y dejan los labios para el final, porque sabe que una vez hable con ellos ya no habrá vuelta atrás, ya no volverá a ser capaz de separarse de ellos ni un instante, siquiera para respirar. Soy un apasionado de tu tacto, de tu pelo rojizo y piel blanquecina, de tu mirada seductora, de tu sonrisa inusual. Soy un depravado que circula por tus curvas sin cinturón de seguridad ni frenos a los que recu