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Mostrando entradas de agosto, 2017

Quiero demasiado poco, pero demasiado al fin y al cabo.

¿Por qué me cuesta tanto? No lo entiendo, no quiero ser el mejor, solo quiero construir una vida que valga la pena, algo que tenga un poquito de valor. No necesito que lo entiendas, no necesito que me apruebes o me pongas nota. No. Solo quiero madurar contigo, que las páginas en banco se llenen de tinta, que mis dudas desaparezcan y mis llantos no difuminen mis logros. Solo quiero que cada vez que sangro tenga un valor, una promesa. No quiero que quede en el olvido como las tonterías que se dicen hoy en día escondido tras una pantalla. Solo quiero volar entre los prados de tu mente en busca de una pregunta que no responda nada, una pregunta que te martillee la cabeza hasta cambiarte la vida. Solo quiero que esa pregunta me transforme a mí, que mis palabras no sean propaganda ni gritos de un niño asustado. Quiero madurar en su manto, en sus brazos perversos, donde cada error deteriora tu mente y amuralla tus sueños. Donde las alas ya no se dibujan sino que se rompen y las lágrimas se al

Cada día es más duro que el anterior #2.

¿Te has olvidado de mí? Yo aun no encuentro forma de querer olvidarte, será que simplemente te quiero y no quiero que esto se acabe. Mi corazón y mi cabeza me suplican cada día que me olvide y que pase una pagina escrita, pero ya sabes como soy yo con las palabras, no las abandono, son mi vida. Eres parte de un libro que quiero escribir, eres parte de una vocal, de una silaba que siempre quiero nombrar y nunca me sale porque me dejas mudo.

Cada día es más duro que el anterior.

Hoy soñé que estabas a mí lado, arropándome con tus delicadas manos mi tosco y maltrecho cuerpo. No sé el porqué pero ahí estabas, mirándome, con esa ternura que de vez en cuando te caracterizaba, como si realmente no me quisieses ver sufrir. Ahí estabas, curándome con tu alma mientras la mía caía rendida ante tu desnudo pecho. No se trataba de algo sexual, aunque nunca descartaría algo tan hermoso si fuese contigo, era simplemente una forma de atraparme entre tus brazos y hablarme sin articular palabra. Susurrarme al oído que nunca te irás, que siempre estarás a mi lado a pesar de nuestra estupidez o nuestro orgullo. Y, entonces, entre el canto de los pájaros de la mañana y el sonido malicioso del despertador tu cuerpo decidió marcharse y dejarme solo en aquella soledad demoledora. Un lugar donde ni mis sueños importan, donde las miradas se pierden en la nada y la realidad se vuelve un lugar donde cada día es más duro caminar. ¿Lo peor? Que aun conservo la esperanza, una esperanza que
Te escucho respirar en mi pecho, sigues conmigo,

Me gustaría que lo leyeses como yo leo cada pliegue de tu piel.

Llevo desde muy pequeño escribiendo por una sencilla razón, no es algo muy especial, simplemente para evadirme, para apaciguar mis fantasmas. Llevo muchísimo ya escribiendo y no se me da bien, y aquí sigo, sin que se me valore ni aclame y, la verdad, no lo necesito. No escribo para nada en especial, escribo porque lo necesito, es una realidad, es mi droga enmascarada, es mi forma de desahogarme tras un día de mierda, los cuales son muchos últimamente. Aunque desde que te vi ya no sentía tanta necesidad de calmarme, de expulsar toda la rabia. No lo necesitaba, me sentía bien, me sentía arropado. Eras mi calor, mi sentido, la única cosa que podría decir que existía de verdad en mi vida, no una ilusión más que transita por mi cabeza intentando llamar la atención. Es muy posible que siquiera lo leas, que evadas o que no te llegue al alma mis sucias lágrimas transformadas en palabras, pero esto es lo único que tengo. Lo único que no se desvanece ni se pierde en el polvo. Esto es todo lo que

El amor

El amor ya no enamora, ya no se siente en la piel del hombre que tanto me ha dado, a mí y a los míos. El amor a muerto, el amor ha quedado sepultado en la cueva del fracaso. En el sótano de las miradas, de los antes y del nunca regresará. El amor ya no apacigua el alma de un guerrero, tan solo estoca con la espada de la verdad y jamás derroca el gobierno de la soledad. El amor ya no desvirga la pasión, ya no alimenta con su cuidada dieta rica en esperanza. El amor tan solo muere en las manos de un niño enfermo, de un poeta ahorcado. El amor se ha vuelto una enfermedad a ojos de un protagonista, el amor ha deteriorado cada atisbo de ilusión que existía en este mundo especial donde nadie gana ni nadie pierde. El amor ya es solo una palabra sin sentido que vaga por montañas sin altura en busca de una muerte insignificante en las lágrimas de unos ojos cansados. El amor no es más que una religión y eso duele. 

Ojalá me miraras como antes.

Te miré y me respondiste con la misma intensidad, con esa ternura que ilusiona y llena el alma de cualquiera, incluso la mía, negra como el futuro de un animal que pronto será carne. Me miraste y yo me mantuve inquieto, envuelto en la impiedad de un cuerpo tan hermoso, tan inconfundible, tan divinamente profano. Aquella mirada me cautivo con su lívida mesura, mostrándome cada parte de tu endiosada cara, desde la comisura hasta el cabello caído cual ángel sobre la curva de tus hombros. Aun lo recuerdo, ese jersey que tapaba todo lo que yo ansiaba ver, aquel ropaje que ocultaba lo que algún día alcanzaría, lejos de tu piel, lejos de tu voz, tan solo tu alma inconfundible, el corazón de una mujer irremplazable. Y ahora… No hay alcohol que ilumine mi camino, no hay discurso, no hay conversación. Tan solo un vaso, una habitación que cada vez es más pequeña. Tan solo un recuerdo de un beso que se apaga y una canción que estremece mis sentidos. Unos ojos apenados, no por el dolor, sino porqu