Me gustaría que lo leyeses como yo leo cada pliegue de tu piel.

Llevo desde muy pequeño escribiendo por una sencilla razón, no es algo muy especial, simplemente para evadirme, para apaciguar mis fantasmas. Llevo muchísimo ya escribiendo y no se me da bien, y aquí sigo, sin que se me valore ni aclame y, la verdad, no lo necesito. No escribo para nada en especial, escribo porque lo necesito, es una realidad, es mi droga enmascarada, es mi forma de desahogarme tras un día de mierda, los cuales son muchos últimamente. Aunque desde que te vi ya no sentía tanta necesidad de calmarme, de expulsar toda la rabia. No lo necesitaba, me sentía bien, me sentía arropado. Eras mi calor, mi sentido, la única cosa que podría decir que existía de verdad en mi vida, no una ilusión más que transita por mi cabeza intentando llamar la atención. Es muy posible que siquiera lo leas, que evadas o que no te llegue al alma mis sucias lágrimas transformadas en palabras, pero esto es lo único que tengo. Lo único que no se desvanece ni se pierde en el polvo. Esto es todo lo que puedo hacer cuando mis torres se derrumban, mi voz ya no suena y mis llantos eclipsan el recuerdo de tu piel blanca. No soy especial, es posible que muchos sean mejores que yo en todo, muchos sean más capaces y más hombres. Quizá no crecí, me quedé estancado en una vida que se descompone a pedazos, intentando alcanzar sueños imposibles o banales. Puede ser, cualquier cosa es posible. Por eso mi esperanza continua ahí, intentando que mis palabras te lleguen, que mi corazón resuene en tu cabeza y mis manos rocen la piel invisible de tus delicados dedos. Aun así, no puedo esperar nada. No puedo derribar tus muros, será por falta de fuerza u hombría. No lo sé, solo sé que ya no importa saber o no, solo importa aceptar y resignarse a que las cosas nunca salen como quiero. Que por mucho que lucho para que haya una sonrisa entre tanto odio al final es el odio el que me sonríe. No lo entiendo y ya, a pesar de mi esfuerzo en el pasado, ni siquiera lo quiero entender. Seré un bipolar enfermizo que lo mismo quiere correr que estar sentado, o no seré nada y por eso me pasa todo. Tampoco busco victimizarme ni utilizar la pena en mi beneficio, no creo que eso tenga ningún beneficio. Solo quiero dormir y no despertar, porque lo sueños son los únicos que recomponen mi corazón, sí, ese corazón que veo cada noche y cada día sollozando en el suelo, intentando recuperar los pedazos que andan sueltos por la habitación. No pude ser más sincero.

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