3. La verdadera tragedia de la muerte. Diario de un fantasma.


La muerte no es más que la sangre derramada de mi ser,
La moneda que esclaviza y decapita,
La ruin presencia que nos seduce y corrompe.

Siempre queremos huir de ella,
Comprenderla sin experimentarla,
Soñar que se va y no vuelve, que abandona su propósito.

No es más que el precipicio, el horizonte,
La gran tragedia que asola nuestra mente,
Que perturba nuestros pensamientos.

Es la razón que da vida a nuestras inquietudes,
Que, con su crueldad, nos guía hacia el fuego,
Hacia la verdad oculta en el panteón de los innombrables.

El silencio, eterno, la mentira más grande.
La incertidumbre, el don más hermoso.
El castigo más horrible, el enorme coste del conocimiento.

Y, mientras tanto, yo, asumiendo que no es real,
Que no fluye, que sucumbe a mis presagios,
Que escapa de mis manos como arena fina.

La tragedia es el saber que nunca lo comprenderemos,
Que nunca asumiremos el vacío,
Que jamás vislumbraremos ni a un Dios ni un castigo.

Tan solo consumiremos nuestras vidas buscando,
Intuyendo, elucubrando.
Tan solo nos consumiremos sin entender, pues entender nunca fue necesario.

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