4. La caída. Diario de un fantasma.


La caída es dura, como el llanto de un bebé,
Como las palabras que abandonan,
Como el pésame de quien nunca estuvo.

La caída siempre se hace insoportable, insalvable.
No es más que un reflejo de nuestra debilidad,
De nuestra infinita ignorancia y de la impasible necesidad de aceptación.

La caída nos corroe, nos perfora con toda su amargura,
Con el sutil tacto de quien carece de empatía,
Con el infinito amor de quien solo se ama así mismo.

La caída es la insoportable sensación de vivir,
De estar en constante cambio,
De no ser capaz de ser lo que realmente has venido a ser.

La caída es no aceptar que no eres más que una pequeña parte,
Una concepción hermosa de algo que nunca verás,
Y de lo que jamás tendrás conciencia, pues no está en tu misión tenerla.

La caída es un mar alterado por la sorpresiva entrada de un agente externo.
La impasible revelación de que todo está mal,
De que no cumples con lo que te autoimpones.

La caída es la revelación de que no eres suficiente,
De que todo tu universo se basa en el fracaso
Y tu mente es incapaz de afrontarlo con madurez y disciplina.

La caída es la muerte de uno mismo al verse reflejado en la sociedad,
La impasible derrota de tu mayor enemigo, la vida,
Viéndote arrastrado hacia la impotencia y la duda.

La caída es una enfermedad que algunos superan y a la que otros se aferran,
Imaginándose en la traicionera virtud de la indiferencia,
En la apatía y en la soberbia, sin aceptar jamás que su sentido no es más que dejarse ir.

La caída… Déjala entrar en ti y asume sus consecuencias,
Entiende tus pecados como parte de lo que fuiste y construye a partir de tus errores, 
conservando cada pliegue de tu piel marchita como un hermoso diario.   

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