El tiempo es lo que se esconde entre tus frías páginas.
Cuanto echaba de menos esto, escribir sin presión, sin la
obligación de publicar por publicar. No voy a negarlo, he cometido muchos
errores, nunca fui perfecto ni nunca lo seré, pero jamás me perdonaré haberte prostituido,
haber hecho de lo que amaba un mero artilugio con el fin de alcanzar un
objetivo. No eres ningún medio, eres mi fin, mi prioridad, eres el alma que
espera la llegada de su amado, enclaustrada en algún lugar de la noche,
vislumbrando cada gota cristalina que roza mi piel cambiante. Nunca entenderé
por qué hago las cosas, quizá sea porque así lo dicta mi destino, quizá sea
porque soy gilipollas, ambas son respuestas más que razonables, pero la verdad
es que me da igual, solo quiero acurrucarme a tu lado frente al fuego y esperar
a que nos llegue el día, esperar a que vuelva a necesitar abrazarte y tus
blancas palabras me consuelen, pues tu folio es apacible, calma mi sucia mente
atormentada. Sé que nadie me va a entender, sé que nadie va a rebuscar en mi
negro corazón con el fin de encontrar a mi verdadero yo, con el fin de
encontrar aquello que me hace tan especial y que hace que cada día el mundo
brille un poco más, no por mí, sino por todos, porque todos lo hacemos brillar
con nuestras peculiaridades, pero la verdad es que no siempre la gente se para
a acariciarlas, a sonreírlas y a darlas ánimos. Contigo me siento libre, porque
me escuchas, me haces sentir en paz, contigo escucho mi corazón y aprendo que
no solo es un constante latir lógico, sino que además siente y percibe la
realidad de una forma anómala, que canta por las noches y llora por el día, que
es un alma nocturna que lucha por sobrevivir a tanta desfachatez egoísta, que
cuando susurra, susurra tu nombre, que cuando sonríe, aunque suene triste, se
olvida de ti, y no porque no te quiera, no porque no te anhele ni porque no te
necesite, sino porque su alma está sosegada, porque mi alma ya no requiere de
tu atención, aun así, sigues ahí, sigues en el corazón de un inconsciente que
lo más seguro es que no llegue jamás a nada, pero que cuando camine descalzo
por la playa algún día, sus pisadas recreen la perfecta armonía entre la
dulzura y la tranquilidad que le has otorgado. Y, por supuesto, tengo miedo, no
me voy a engañar, aunque no de la muerte, ni de misterios inconclusos, ni de
cosas que no comprendo, no, tengo miedo de mí mismo, de lo que puedo llegar a
hacer, y, sobretodo, de lo que sé que puedo no llegar a hacer nunca. Soy un
misterio, pero, ¿quién no lo es? No tengo mucho más que decir la verdad, solo
necesitaba respirar, y en lo que dura un suspiro, nació algo como esto, algo
sin forma, algo natural, algo que a pesar de parecer ser lo más real del mundo,
en mi mundo y en mi esperanza, es algo fantasmagórico, alguien, en su fuero
interno, alguien que escuche y que le interese conocerme, lo entenderá, aunque
le cueste.
Solo quiero decir algo más, no he estado solo en esto, he
estado acompañado de una banda sonora que para mí es maravillosa, se llama Time y es del increíble compositor, Hans Zimmer.
Yo jamás llegaré a cautivar como lo ha logrado él, y la verdad, es que el
título es más que acertado. Muchas gracias por escuchar a alguien como yo,
muchas gracias por permitir que cada palabra importe en mi vida, muchas gracias
a ti, que te escondes en la penumbra de unas cuatro paredes y me esperas
tumbada a que te recite mi verborrea. Muchas gracias.
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