Etapas
Triste
verano que acaba con la ruptura desastrosa de los árboles con las hojas. Así,
desde la ventana, puedes contemplar como el agua ahoga las penas mientras las
nubes lloran. De esta manera, inquieto, seduces el colchón con tu ímpetu
inquebrantable, encendiendo el portátil y pirateando alguna película clásica
que te haga recordar algún momento dulce, pues, por lo menos, necesitas algo de
cariño, aunque sea imaginado.
Triste
otoño, que acaba con un frío que viola tu piel con desparpajo y apatía, que se
ríe en tu cara y te muestra la decadencia de hacerte mayor al comprar regalos.
Así, desde la ventana de tu cuarto puedes observar como la vida pasa y la nieve
no aparece, pues aunque sea invierno en tu mirada sigues viviendo en España.
Triste
invierno que acaba con un calor lluvioso, que sucumbe a la melancolía de los
frutos y que aparece como las hojas renacen en su cruel padre, sabiendo que
volverán a rozar el suelo y a ser pisadas por zapatos de tacón incómodos.
Triste
primavera, triste estación que da inicio al ciclo, al balsámico sin sabor de la
vacación, a la tristeza del viaje finito y de la vulnerabilidad emocional,
hogar de la felicidad condicionada. Sí, baños de agua caliente en piscinas de
gente fría, hogar de la sociabilización, época de descanso de quien ya llega
descansado, época del mañana queda menos para acabarse.
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