La genialidad insegura
Ella estaba ahí, subida a un escenario, cantando algo en aquella ópera tan sumamente pequeña para lo que representaba. Haciendo gimnasia vocal, exprimiendo al máximo sus capacidades y demostrando a la gente que tener un mal físico no quiere decir que no puedas ser una gran cantante. Revoloteando con sus cuerdas por un escenario que se sentía orgulloso de que le pisaran aquellos pies, que se mostraba feliz frente a tanto grito alabador de las butacas. Ella continuaba y la gente lloraba, ella torcía y la gente reía, ella gritaba y la gente aplaudía, ella era un espejo y la gente el reflejo de su voz. Era simple, muy simple, todo allí era algo majestuoso elaborado por una mujer majestuosa. La gente la miraba y decía… es perfecta, realmente es perfecta, ojalá fuese como ella, pero algo en su interior fallaba, algo que nadie veía comenzaba a proliferar dentro de ella, muy a dentro, en el lugar de los sueños, en el lugar de la apatía, allí, oculto, estaba su conciencia mostrándole la decadencia del lugar, mostrando como la gente aplaudía como borregos sin tener idea del esfuerzo que le había significado llegar hasta allí, sin tener conciencia de como su vida era una debacle, practica y más práctica para recibir un mísero aplauso al mes, cómo la gente la veía como gloriosa cuando en realidad no era más que una chica normal que se acostaba por las noches con un pijama rosa sin compañía alguna que la follara y la hiciera sentir orgásmica, y todo porque cuando encontraba a alguien lo que no encontraba era tiempo para dedicarle atención, pues su vida consistía en afinar y no en distraerse. Cada momento que pasaba ella se sentía más carcomida por su identidad y por su dolor, hasta que entre griteríos y aprobaciones se desmayó en aquella opera tan pequeña, en aquel reducto de cultura mal educada, se desmayó y a la gente no le importó, nadie se movió, pensaba que la actuación había terminado y se fueron a casa, mientras tanto, ella continuó ahí, tirada en el suelo, cantando en sus adentros y feliz, feliz de estar en paz y de por una vez en su vida, no haber sido perfecta.
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