Me siento engañado, vivo engañado. Muchos me preguntarán por qué, tampoco hay una razón clara, simplemente nos están mintiendo, nos están engañando a la cara y nadie grita, nadie se defiende, tan solo ojeamos en un cruce de carriles como la gente transita sin darle importancia a una mirada o una sonrisa. ¿Qué nos está ocurriendo? ¿Es la monotonía, es la costumbre, el estrés, la especialización de las tareas, la degeneración del trabajo? No lo creo, tampoco es el capitalismo como muchos claman, no es una especulación de unos pocos contra unos muchos. Tampoco somos nosotros lo que nos engañamos, porque como dije antes, nos están engañando, y puede que no tengan nombres, pero tienen un “nos”, existen, son reales. Están convirtiendo la vida en algo material, en algo demasiado tangible con algún que otro toque ilusorio, nos están colocando en un momento concreto, dejándonos a la intemperie, solos, asustados, así creamos dioses, así no creemos en nada, nos aferramos a la vida como si fuese