Cada vez menos.

Quiero irme bien lejos de aquí. Quiero escapar, vomitar y dejarme llevar por los páramos silvestres de la libertad. Quiero huir, quiero ser cobarde, quiero despertar de este sueño angustioso, pues todo se me está haciendo demasiado pesado, demasiado difícil, demasiado doloroso. Me paso día y noche luchando contra las olas, contra la marea de las limitaciones, y todo, ¿para qué? ¿Para conseguir un trocito desgastado de mis deseos o ilusiones? No puedo más, he sido fuerte, he luchado, pero ya no puedo más, solo me sale llorar, ser vulnerable y caer rendido a la monótona decadencia. Nunca he sido un gran hombre, pero siempre he sido bueno, o al menos eso creo, aunque ya…
Todo se desliza como arena entre mis manos, como agua en mis mejillas, y no soy capaz de sostenerlo, no soy capaz de mantener nada, tan solo soy capaz de derretirme y desaparecer. No puedo frenar, no puedo eliminar este dolor, está encadenado a partes muy íntimas de mi suculento y putrefacto cuerpo; y aun así, estoy solo, haciéndome el fuerte, pero se acabó, pues ya no soy yo, lo he perdido todo, mi alma se ha escapado y solo persisten los nervios en mis arterias.
¿Por qué nací?
¿Por qué tanto drama?

Aquí estoy,
Aquí me encuentro,
Solo, entre tanto drama,
Entre tanta sequedad.

Aquí estoy,
Aquí sollozo,
Dolido, entre tanta soledad,
Entre tanta impaciencia.

Sed fuertes,
No caigáis como yo.
Sed fuertes.
El mundo es vuestro
Y no al revés.

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Trabajos absurdos, poemas de mierda.