La vida.
La vida es complicada, es un bello proceso azaroso que
sucumbe frente a la incertidumbre misma de la humanidad, en otras palabras, la
creamos paso a paso, pero no de una forma racional, sino más bien todo lo
contrario, la vamos construyendo en base a acontecimientos estúpidos e inusuales.
Cómo por culpa de la pelota de fútbol de un niño un coche impaciente tiene un
accidente, cómo un anciano cambia la vida de su nieto con un consejo vacío acompañado
de un ligero pero mortífero ataque al corazón o cómo tus mejillas se sonrojan
al ver a aquella hermosa muchacha que se encuentra en el momento exacto en el
que tú has salido de una dolorosísima situación familiar. No podemos explicar
nuestra condición como personas, siquiera nuestras experiencias, tan solo
podemos determinar con certeza aquello que nos impulsa con su grandeza hacia alguna
meta poco común, la cual no podría asegurar que se cumpla o no, no tengo ese
don. A veces, aunque la vida nos destroce seguimos con una idea en nuestra
cabeza, una verdad única e irrepetible, ¿es acaso esa idea fruto de la manzana
mordida o, por el contrario, es una conclusión de múltiples momentos
inoportunos? No lo sé, solo sé que mi corazón palpita cada vez más lento y
siempre que está a puntito de apagarse algo se cuela en mi organismo y me
inyecta una buena dosis de adrenalina. Alguien o algo quiere que yo lo
destruya, y aun no sé por qué, pero me cabrea que jueguen conmigo.
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