Sonámbulo.
Descendamos del cielo e ilustremos con nuestras carentes
alas al mundo, demostremos que la vida y la muerte no son más que invenciones
sin sentido, convenzamos a cada personita de este sucio mundo que la verdadera
esencia está nuestro interior y que para llegar a él hay que experimentar con
las diferentes parafilias del arte. Somos una especie marcada por el ansia y la
codicia, sí, somos virulentos, compulsivos e innecesarios, lo único bueno que escondemos
con vergüenza es nuestra capacidad de crear arte, de construir lo inmaterial.
La vida en sí misma no es más que la sistemática ocurrencia de un loco
demasiado pragmático, y nosotros nos empeñamos en seguirle el juego en vez de
potenciar nuestra capacidad artística y demostrar que somos capaces de destruir
cada milímetro de la pared que nos separa de nuestros sueños, sí, amigos míos,
somos capaces de liberarnos y dejar de ser los esclavos más fieles de los tiempos
de la vida. No seamos ni muerte ni vida, seamos algo más profundo. Seamos las
humedades de la vida y de la muerte, el placer de lo prohibido, el orgasmo de
lo abstracto, sí, porque somos mucho más que máquinas, somos mucho más que
animales.
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