Hoy, en la penumbra de mi coche, pensé en algo.

Hoy una idea surcó mi cabeza de forma azarosa, sin ningún motivo lógico o reversible. Fue una idea usual y, de la misma manera, decadente. Sí, fue algo extraño pero necesario. ¿Qué opináis? ¿Qué diferencia al arte del deporte? Cualquiera con graduado escolar; pues quien no lo tuviese  te respondería: ¿Y a mí qué coño me importa?; pues eso, a cualquiera con un educación mínima, que no obligatoria, que le preguntases algo así te diría, pues obviamente la competitividad. En cierta medida es eso, el arte no es un deporte porque carece de competitividad. Los artistas obran por vanidad, por individualismo, necesitan ser mejores para ellos, no para los demás, necesitan realizarse a sí mismos, y lo más importante, trascender, no por encima de nadie sino por encima de los límites de una realidad que convierte el pasado en polvo. Priorizan la durabilidad de sus obras por encima de su propia vida, y es normal, ya que un artista busca algo, algo que no encuentra, y, ¿qué es más bondadoso que dejar una pequeña guía, una obra que aporte un poquito de luz a aquellos que buscan lo mismo que tú? Sí, encontrar ese algo escondido en algún lugar de este universo inconexo e incomprensible (o fuera de él).
Eso es lo que te diría cualquier persona a la que preguntases algo parecido, pero siempre habrá algún cabrito que decidiese hacerte dudar y te susurraría sin compasión, ¿para triunfar en el arte no es necesario estar por encima de los demás? ¿Eso no es competitividad? Por lo que yo tengo entendido es imposible que todos triunfen. Joder, es verdad, pero, ¿es eso inherente en el arte? NO, joder no, no desprestigiéis el buen nombre de la humanidad, para algo que les hace valiosos…
El arte no es competitivo, la sociedad y el capitalismo hacen competitivo al arte, lo convierten en un producto, en algo que se vende y se compra. Lo desvirtualizan de tal manera que hacen de él una mera transacción y un método de ganar dinero, ya saben una empresa al fin y al cabo, convierten al artista en un empresario. Incluso, muchas veces, el artista ni se entera de que es un empresario. Esto es triste, muy triste, porque el propio hombre ha vendido su alma a un diablo de maletín y corbata, ha ofrecido a los dioses y al dinero a lo único que hacía de él algo inmortal. Es triste, pero aún hay esperanza, algunos seguimos empeñados en crear vida y no en ordeñarla. 
Gracias por leer los pensamientos de un loco.







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Trabajos absurdos, poemas de mierda.