Lírica.

A veces escribo con música para saborear el dulce tacto de la prosa enigmática, ese refrescante sentimiento envuelto en creencias fantasmales, las cuales, con su ironía, trasforman a las personas en insectos insignificantes. No necesito buscar una idea, no necesito establecer una norma, tan solo escribir y dejarme llevar por este mar de lágrimas que desvincula mi alma de una realidad natural y pesada. Soy así, repetitivo, monótono y por supuesto lo odio, no tengo problema en reconocerlo, soy contradicción y dulzura. ¿Quién no necesita cariño de vez en cuando? Me gusta bailar entre delfines como Bowie y no por ello soy ni seré jamás un héroe. Soy un contemporáneo que anhela, como cualquier contemporáneo, un pasado mejor, más real. Sí, busco una fantasía más tangible, soy extraño. ¿Y tú? ¿Qué eres? El día que lo descubras, aunque esté durmiendo, despiértame y enséñame a descubrirme también a mí. 

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