Sin ti, sin tu calor, nada seria igual.
Te espero aquí, entre la maleza,
Soñando con cada pliegue imperfecto de tu piel,
Contando los segundos para escuchar tus pasos,
Los cuales apremian, con su dulzura, el latir de mi corazón.
No soy nadie sin tu implacable realeza,
Sin tus labios sabor a miel;
No soy nadie sin tu contoneo perverso y malvado,
No soy nadie sin tu delicado corazón.
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