Llanto irracional.
Dicen que cuando miras fijamente a la persona que amas algo
vibra en tu interior, sin conocerla, sin haberla acariciado todavía, aun así lo
sientes dentro de ti, sientes como si la tierra se moviese, como si el sol
girase hasta encontrarse con la solitaria luna. Cuentan que puedes percibir su
esencia, su naturaleza indestructible, su belleza ilustrativa; cuentan que
puedes leer las páginas en blanco que aún le quedan por escribir. Sientes que
es ella, sientes que te va a cobijar en su pecho ondulado, como cobijarías a un
pariente maltrecho, como a un hermano sepultado; allí, en su pecho, te
acariciará y te seducirá con la mirada. Un día me lo avisaron, ten cuidado
porque no saldrás de su cama, ni en los más lúgubres y absurdos sueños
conseguirás escapar de su libido ansiosa. Te la encontrarás leyendo y la
querrás besar, la verás conduciendo y no podrás dejar de mirarla, olvidarás el
camino, olvidarás tu esencia, pues compartirás cada cosa con la persona que
deambula por tu tránsito. Caerás en su red y ella en la tuya, viviréis aislados
pero juntos, muertos pero vivos en vuestros sueños. Sufrirás, pero siempre
encontrarás consuelo en su llanto irracional.
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