Libertad.

Soy esclavo de una vida sin deseo, sin ilusión. Soy un enigmático sistema de ecuaciones sin desvelar, cuya única prioridad es romper esa línea del misterio y contemplar el atardecer de un esfuerzo mutuo. Soy un contemporáneo atrasado, un tesorero de tus angustias y preocupaciones. Soy un garante de tus deseos e ilusiones. Soy todo aquello que no quiero ser y aun así, cada día, amaneces conmigo, física o mentalmente, siempre, cada vez que me despierto, rozas mi alma con tus suaves y delicadas manos. No soy un hombre capaz de lograrlo todo, no soy un hombre capaz de lograr nada. Soy un hombre anclado en el miedo de no trascender, de no dejar mi huella de bestia asocial; soy un hombre deteriorado y angustiado, un hombre solitario y complejo. Un hombre incompleto, incapaz de nada sin ti, sin tu infinita paciencia y dedicación, sin tu amor incondicional y apasionado. Soy una parte de un todo, tan solo soy una parte de tu todo, de tu emoción, de tu tacto y de tus besos. Tengo oscuros deseos ajenos a nuestra vida, no me voy a engañar, tengo preocupaciones que posiblemente me lleven a una locura injustificada e irracional, y es muy posible que muera sin lograr nada, y por ello, todo el mundo me odie, sobre todo yo mismo, pero tú, seguirás ahí, tú, y siempre tú. Eres aquel deseo que siempre pedí, aquel lugar donde voy a cobijarme; eres tú, la persona con la que sueño cada noche; eres tú, la persona a la que acaricio y deseo, la persona a la que anhelo y echo en falta; eres tú, la persona que compartirá mis logros y fracasos, eres tú, la persona que necesito para ser feliz; eres tú, sí, tú, la persona que me da la libertad.


Si, esto va para ti, porque te amo, y porque sé que sin ti nada sería posible. Gracias por todo, gracias por ser tú. 


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