Palabras de papel.
Doce horas esperando en la ventana,
mantenido en la mesa de una habitación
mientras mis lágrimas se despedían del cielo.
Tan solo una mirada a sorbito de café.
Solo,
abrigado por el frío ardor de la rutina
contemplaba el reflejo de mi alma
en la cristalinos llantos de un gris atardecer;
pues podía mentir, matar,
¡enloquecer!,
o incluso…,
podría llegar a amar
en lo más profundo de mi férrea piel;
mas no habría una página en blanco,
tan solo permanecerían mis palabras de papel…
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