Pájaros de papel.
Era
consciente al saber
que
mi consciencia voló,
y
aun así yo, lloraba.
Lloraba
solo, con él,
el
cual cruel me miraba.
Seamos
sinceros, volaba.
Seamos
realistas, lo creí,
pues
lo sentí en la espalda.
Sus
alas en mí, ojos fue,
que
fueron fuera del ser
para
crecer sin raíz.
Amaba
su aleteo.
Su
ruin y suspicaz canto
que
hace reo al ciego
de
la esclavitud del llanto.
Enfermizo
como un hada,
blanca
y asustada ve
como
sus hermanas creen
que
yo lo corrompí.
Digamos
pues que miraba
desde
el cielo su belleza
y
que un día ellas lo entendieron.
Dios
tan solo fue el reflejo
de
lo que nunca creó.
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